Cuando Cristina Castagneris llegó anteayer a la clínica Santa Clara junto a su hija Karina, vio una escena catastrófica.
“Había más de dos cuadras de cola, con gente descompuesta del calor y personas en crisis porque llevaba horas esperando.
Eran todas familias que habían sido citadas por carta documento, como nosotras”, dice..